La aparición de la Web 3.0 no representa la extinción de la Web 1.0 o 2.0, sino un paso más en un largo proceso de desarrollo.
Conocer las tendencias en este nuevo escenario es fundamental para los cambios que se avecinan.
Desde su lanzamiento al dominio público el 30 de abril de 1993, la World Wide Web (WWW) o web ha crecido para penetrar en todas las organizaciones del planeta. El sistema de páginas web con hipervínculos que componen la web se ha convertido en el método principal por el cual la mayoría de la gente usa Internet y resultaría difícil vivir sin él.
Sin embargo, para las organizaciones en particular, la propia Internet se aprovecha para acceder a las soluciones basadas en la nube que están impulsando la transformación digital en todas las industrias. De hecho, ocho de cada 10 empresas en la región de LATAM ya están moviendo aplicaciones a la nube, según un estudio de Frost & Sullivan.
La Web 3.0 depende mucho más de la computación en la nube y requiere más capacidad de protección debido a su arquitectura descentralizada. Vemos esto en nuestro ecosistema de clientes, desde aquellos que aprovechan el lugar de trabajo híbrido hasta aquellos que implementan drones, sensores IoT en plataformas petroleras oceánicas y otras máquinas autónomas. Los dispositivos móviles proliferan en la red corporativa. También estamos viendo que algunos clientes, como la industria manufacturera, la agricultura, la marina, el espacio y la petroquímica, implementan cada vez más dispositivos de detección autónomos en ubicaciones remotas para trabajos de exploración.
Al mismo tiempo, la Web 3.0 también abarca las criptomonedas y blockchain. Esto requiere líneas de base sólidas para la seguridad corporativa en la infraestructura de TI de back-end para garantizar el anonimato que los usuarios finales buscan en estas transacciones.
Habilitar las aplicaciones requiere tecnologías básicas de red y seguridad para escalar la conectividad a cualquier lugar donde se encuentren los dispositivos para detectar y detener posibles interrupciones y amenazas lo antes posible. Ya sea que se trate de dispositivos móviles o de reforzar la seguridad corporativa, los clientes necesitan tecnologías básicas de redes y seguridad para detectar y detener las amenazas en la etapa más temprana del ataque.
Las aplicaciones empresariales clave, algunas específicas de verticales, migraron rápidamente a soluciones basadas en SaaS, incluso antes de la pandemia. Estas soluciones permiten que la infraestructura se amplíe para una accesibilidad remota rápida y confiable.
La pandemia aceleró de tal manera esta transición y puso de manifiesto los beneficios que tienen las soluciones basadas en SaaS, que, de acuerdo a Statista, el segmento de mercado de Software como Servicio (SaaS) en 2022 tiene un tamaño de 800 millones de dólares con un crecimiento cercano al 25% respecto al año anterior.
Cuando se trata de aplicaciones de misión crítica, la conectividad es clave. Las conexiones de red lentas y la latencia tienen un impacto inmediato y continuo en la productividad. Para facilitar la transición a SaaS y aprovechar todos los beneficios, las organizaciones necesitan una red que pueda satisfacer las crecientes demandas de la nube.
En el mundo actual de entornos distribuidos, un enfoque centrado en el sitio, volvemos a ver de nuevo que las solicitudes de DNS/DHCP pueden socavar la confiabilidad y diluir la experiencia del usuario final. Las organizaciones con este tipo de infraestructura necesitan servicios integrales de red central que puedan satisfacer las necesidades únicas de la empresa distribuida.