Los colores más vivos representan a los países más abiertos a la tecnología; con tonos grisáceos las naciones donde la adopción es menos fuerte. |
Por Juan Carreón
Un mapa del mundo completamente diferente a los habituales es el que revela el “Índice de metabolismo tecnológico” de Intel*, en el que se muestra para cada nación su potencial de adaptabilidad a las nuevas tecnologías: telefonía móvil, computadoras e Internet.
Es sorpresivo, aunque no lo debería ser tanto, el hecho de que muestra una correlación negativa promedio entre la riqueza de las naciones y dicho índice, como es el caso de Estados Unidos que, a pesar de su elevado nivel de riqueza, tendría un bajo nivel de adaptabilidad tecnológica.
En cambio países pequeños como Jamaica, Dominica y Santa Lucía, en el Caribe, exhiben los mayores índices de adaptabilidad tecnológica con respecto de su nivel de desarrollo; algo parecido sucede con pequeñas naciones europeas tales como Serbia y Moldavia; o del Medio Oriente, como Israel y Jordania; o en Asia, como Filipinas, Vietnam y los Estados Federados de Micronesia, o gigantes como Mongolia.
En África los índices más elevados de adaptabilidad tecnológica corresponden a Sao Tome y Príncipe, Kenia y Mauritania.
El llamado índice de metabolismo tecnológico desarrollado por un equipo de investigadores dirigido por
En el caso de América, el índice de metabolismo tecnológico significa índices de aceleración tecnológica:
de cinco para Jamaica, Dominica, St Lucía;
de cuatro para Antigua y Barbuda, Guyana, Brasil, Paraguay, Uruguay;
de tres para Belize, El Salvador, Perú, Chile;
de dos para Colombia, Ecuador;
de uno para Nicaragua, Costa Rica, Grenada, Argentina;
de cero para Canadá, México, Guatemala, Haití, Barbados, Guyana Francesa.
Y significa índices de desaceleración tecnológica:
de menos uno para Bahamas, Honduras, Venezuela, Guyana Francesa;
de menos dos para Estados Unidos, Panamá, República Dominicana, Isla Virgen, St. Kitt’s y Nevis, Aruba, Venezuela, Trinidad y Tobago, Suriname;
de menos tres para Cuba, Isla Caimán, Puerto Rico y las Antillas Holandesas;
de menos cuatro y cinco para ninguno (como si existe para algunos países de África).
Los vínculos ocultos
El cálculo de dichos índices ha sido como determinar los coeficientes de Gini para la tecnología y no sólo para la riqueza, afirma Naufus, quien llegó a esta novedosa interpretación tratando de comprender cómo es que países tan dispares como Corea y Estonia cuentan con índices de aceleración tecnológica semejantes.
¿Por qué los estonianos y surcoreanos son apasionados de los teléfonos celulares, las computadoras e Internet? Contestar dicha pregunta llevó al equipo coordinado por Nafus a investigar cuáles serían los vínculos ocultos entre la heterogénea constitución de dichas naciones y el que ostenten un índice similar (cuatro positivo) de adopción tecnológica.
En los casos de Corea del Sur y Estonia, el equipo de expertos encontró que ambos países poseen gobiernos dinámicos y redes sociales offline fuertes, así como una considerable afectación relativamente reciente de su memoria colectiva (el tránsito desde el comunismo y la Guerra de Corea), lo que implicaría que la agitación significa un factor decisivo en la adopción de tecnologías disruptivas, como fue también el caso de México con la Revolución a inicios del siglo XX.
Más allá de maduros y emergentes
Para esa investigadora, develar causas como las mencionadas representa que empresas como Intel busquen abrir nuevos mercados en ámbitos insospechados, al conocer qué países son más propensos a recibir y asimilar nuevas tecnologías, y no sólo limitarse a los mercados maduros y a los emergentes.
*http://blog.wired.com/wiredscience/files/tmi_2007_global_map_13.pdf