Guillermo Santos, Editor de la Revista Enter.co
La tecnología fue, es y siempre será maravillosa, algo que nos ha transformado la vida en una forma que nunca nos habíamos imaginado y cuyo impacto en el futuro es muy difícil de predecir. Si algo tiene de malo la tecnología es cómo los seres humanos la estamos usando en algunos casos de nuestra vida diaria.
Un ejemplo de lo anterior es cuando un pasajero se registra antes de abordar un vuelo a alguna ciudad del mundo. Para esto, si no utiliza el ‘web check-in‘, que es una forma mucho más eficiente de hacerlo, hay que pararse ante el agente de la aerolínea que lo va a atender. Una vez se muestra la cédula o el pasaporte, dicha persona se pone a teclear, teclear y teclear en el computador solo para decir que el pasajero llegó y está listo para abordar, imprimir el pasabordo y los rótulos de las maletas.
Esto se hace como si uno no hubiera dado los datos principales al hacer la reserva, como nombre, cédula, vuelo, destino y silla. Lo único que debería reportar el agente es que el pasajero llegó, e imprimirle lo necesario. Para esto se necesitaría muy poco tiempo de interacción con el computador, ya que toda la información se encuentra almacenada en el servidor de la aerolínea. Otro caso es cuando se hace un pago con tarjeta débito o crédito utilizando un datáfono. Una vez se hace la transacción no es necesario tener que imprimir dos formatos, uno para que lo firme el comprador y el otro para que se lo lleve como respaldo de la transacción. No solo se debe firmar, sino que se deben poner datos como la cédula y el teléfono, información que se encuentra almacenada en la base de datos que se consulta antes de formalizarse la transacción. En otros países, como los Estados Unidos, hacen firmar algo, pero nunca piden datos adicionales.
La única razón que se me ocurre para sea necesario firmar el ‘voucher‘sería para poder demostrar que el dueño de la tarjeta hizo la transacción y para que no la pueda negar, y también para poder verificar que el dueño no la hizo en caso de haber sido robada la tarjeta. No más. Estos son apenas dos ejemplos de cómo el ser humano complica el uso de la tecnología cuando esta debería ser transparente y no ser vista como algo que dificulta algunas cosas de nuestra vida diaria.